Es una experiencia de formación y proyección misionera en la que a través del apostolado de la amistad, los jóvenes contribuyen en la consolidación de un mundo mejor y la conquista de otros jóvenes para Cristo. Se desarrolla la formación por la acción, en la acción para la acción. 

Ésta experiencia les permite a los jóvenes misioneros madurar su opción vocacional a través del apostolado, especialmente en el ámbito juvenil, el joven se convierte en apóstol para otros jóvenes de las comunidades a dónde son enviados.  

¿Quién puede hacer año misionero?

Mujeres y hombres mayores de edad, que sean bachilleres, técnicos, tecnólogos, universitarios o profesionales; que hayan vivido, por lo menos, el primer nivel de Escuela de Líderes (ELIF, ELIM o ELU).